sábado, 20 de abril de 2013

Que las cosas tengan sentido.


A día de hoy cuando pienso en las cosas malas que me suceden, me avergüenzo por sentirlas al saber que en comparación con la cantidad de sufrimiento que hay repartido por el mundo, mis penas son de tercera regional. Un amigo me dijo una vez que esa no es una manera sana de pensar, y que cada persona siente lo malo de formas distintas y totalmente válidas. Comprendo que si reducimos al ser humano a la biología y a la química –y por tanto a la física también, pero ese es otro tema-, los niveles y balances de cada uno y cada una determinan la reacción a los estímulos y esto nos hace únicos y únicas. Por ese mismo motivo no puedo dejar de sentirme un idiota por sentirme mal. Acto seguido me pregunto qué he hecho yo para merecer ser feliz y como no encuentro respuesta, me dejo llevar. No me gusta, pero tampoco me gusto. Para mí que las cosas tengan sentido es más que suficiente.

viernes, 19 de abril de 2013

Aplíquese sobre la herida.

"Un antiguo cuento sufí relata la historia de un anciano maestro del arte de la guerra de Al Andalus, capaz de derrotar a cualquier adversario pese a su edad. Un día fue retado por un guerrero con fama de invencible, mucho más joven y fuerte. Su técnica consistía en provocar la ira del adversario y aprovechar sus errores. Nunca había perdido un combate. El anciano maestro y el joven guerrero se reunieron en la plaza de la ciudad para batirse, y durante horas el joven guerrero escupió, burló, ofendió e insultó al anciano, a su familia y antepasados, pero el viejo maestro no se inmutó. Al final, agotado y humillado, el joven guerrero se retiró y los discípulos preguntaron al maestro cómo había soportado tal indignidad cobardemente, sin sacar su espada aun a riesgo de ser vencido por el joven. El maestro les dijo: 'Si alguien te hace un regalo y tú no lo aceptas, ¿a quién pertenece ese regalo?'. 'A quien intentó entregarlo', respondió un discípulo. 'Pues lo mismo vale para la rabia, la ira, los insultos y la envidia -dijo el maestro-: Cuando no son aceptados continúan perteneciendo a quien los cargaba consigo...'"

-Antonio Salas,
El Palestino.

martes, 16 de abril de 2013

Heimweh - Yo - Fernweh

Un fragmento del libro que podría ponerme la vida más patas arriba si es posible:

'Heimweh, la añoranza del hogar, es esa sensación que asalta a los niños que se encuentran durmiendo en casa ajena, en la de los abuelos, por ejemplo, y que no conoce consuelo ni entiende de argumentos. Cuando al niño le sobreviene esa añoranza, lo único que puede paliarla es la presencia de los padres y, a ser posible, el regreso al hogar, a los olores, ruidos, colores familiares. Pero tampoco los adultos son inmunes al Heimweh; por eso tantas personas, hayan sido o no felices en su infancia, insisten en regresar a los lugares y a la compañía de las personas que frecuentaron en la niñez. Regreso a menudo frustrante, porque ya no hay padres que puedan a uno protegerle, o simular protegerle, del mundo, devolverle a la seguridad de lo conocido -lo conocido convertido ahora en un fantasma que asusta más que consuela-, y el calor del hogar se ha disipado o, peor, no existió nunca. Pero los seres humanos se niegan a asumir la destrucción o la inexistencia del hogar, e incluso, si pueden, lo llevan consigo, encerrado en fotografías u objetos. Los esclavos africanos que llegaron a Cuba convirtieron la ceiba en árbol sagrado. No eligieron uno de los árboles desconocidos con que se encontraron en la isla, sino aquel que les recordaba al baobab, que ya era sagrado en sus tierras de origen. No, no querían construir un nuevo hogar, sino salvar al máximo la memoria del que habían tenido antes de que se lo arrebataran.

Fernweh: aquí las cosas se complican aún más. La nostalgia o añoranza de la distancia, un desgarro que sentimos por no encontrarnos en lugares lejanos, entre otras gentes, en paisajes cuya apariencia desconocemos, escuchar ruidos cuya procedencia ignoramos, ver animales de los que no sabemos el nombre, soñarnos, si no protagonistas, al menos partícipes de historias de las que aún no habíamos oído hablar. Y de pronto nos entra el ansia de la búsqueda, la pasión por partir, quizá creyendo también que en otros lugares, en otro entorno, seremos más felices, más hermosos, más libres, sin hacer caso al Buscón, quien nos advertía contra el espejismo: "...determiné... de pasarme a Indias con ella, a ver si, mudando mundo y tierra, mejoraría mi suerte. Y fueme peor... pues nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar, y no de vida y costumbres".

Si el viaje, el regreso emprendido a causa del Heimweh puede parecer una acción razonable, con un destino a primera vista concreto y que obedece a un mecanismo psicológico fácil de entender, por mucho que nos demos cuenta de su futilidad, no deja de resultar extraño que personas relativamente cuerdas se dejen dominar por el otro dolor, el de la distancia, y partan una y otra vez con diferentes destinos buscando... ¿qué? Hay quien dice que el Fernweh no es distinto del Heimweh, pero el primero aquejaría a quienes nunca se sintieron a gusto en casa, son conscientes de ello y no intentan ocultárselo retocando recuerdos como si fuesen fotografías de estudio; pero están convencidos de que el hogar existe, sólo que aún no lo han encontrado, y no se halla en el pasado, en sitios que se recuerdan, sino en el futuro, en sitios que se desconocen. Entonces la añoranza de la lejanía respondería al mismo sentimiento que la del hogar, pero asalta a quienes no se conforman con que el hogar haya sido un sitio tan pobre, tan limitado'.

-José Ovejero
China para hipocondríacos.

domingo, 14 de abril de 2013

Salud y república.


Estoy tumbado en la cama viendo el partido del Atleti y deseando “salud y república” a desconocidos. Me miro. De las 25 pesetas para abajo porque aquí no hay espejo ni falta que hace. Me digo que soy un cacho de carne y qué coño importa si acabo acá o allá, pero pensar en casa como “allá” y en el lugar que me ha robado varios abriles como “acá” cambia la perspectiva. No todo ha sido malo. Sigo enamorado de Seattle y lleno de curiosidad por lo que me queda por ver… y allá me espera una injusticia dolorosa que fortalece mis ganas de volver para dar la cara. Porque me siento un traidor cuando pienso que elijo estar lejos. Sigo dándole vueltas a las formas de ayudar. Hoy curraré en la maqueta. Un tiro al aire que podría bajar un satélite. Soñar es gratis. Y siempre me queda el más allá asiático. ¡Buf!
Voy a pedirle a Shenron Tierra y Libertad; Salud y República.

jueves, 11 de abril de 2013

Año decisivo


En mi cabeza dramatizo mucho. Imagino el futuro, por inmediato que sea, con una pátina de grises épicos y vapor de alcantarillado que lo inunda todo. Hoy Lucas me ha ofrecido una de esas oportunidades que en caso de realizarse no puedo dejar pasar. “Dame tu currículum y te consigo trabajo en Beijing (o séase: Pekín)”. Mientras tanto, en Pyongyang (Corea del Norte, duh) han colocado un misil en la lanzadera y en el fondo no creo que llegue a mayores, pero como he dicho en mi cabeza dramatizo mucho. Me veo dejando la ciudad en una escena delimitada por bandas negras de pantalla ancha (lo que viene siendo los 16:9 de toda la vida) con ruido de bombas retumbando al fondo. Como si yo hubiese destrozado la ciudad y no al revés.
Puede que salga algo antes. Puede que agarre la mochila y me baje a México. El trabajo mandará y no se le puede poner precio a aprender chino, pero no dejo de soñar con Latinoamérica.
España, México, Reino Unido, Alemania, Argentina, Brasil, China...
Decisiones, decisiones, decisiones.

sábado, 6 de abril de 2013

Listill@s.

Hablando hoy con una amiga se me ha ocurrido que la diferencia en mi vida la marca el querer hacer algo por la mañana. Por la noche estoy lleno de valentía y me digo que al día siguiente voy a comerme el mundo, pero termino asustándome y se queda en vacío. Por eso hemos decidido hacer una lista de cosas pequeñas (de momento) que nos dan miedo, dándole un tinte de competición. Así, cuando una hace algo de la lista puede mofarse del otro (si éste no lo ha hecho, se entiende).

Me voy, que tengo que hacer mi lista.