Estoy tumbado en la cama viendo el partido del Atleti y deseando
“salud y república” a desconocidos. Me miro. De las 25 pesetas para abajo
porque aquí no hay espejo ni falta que hace. Me digo que soy un cacho de carne
y qué coño importa si acabo acá o allá, pero pensar en casa como “allá” y en el
lugar que me ha robado varios abriles como “acá” cambia la perspectiva. No todo
ha sido malo. Sigo enamorado de Seattle y lleno de curiosidad por lo que me
queda por ver… y allá me espera una injusticia dolorosa que fortalece mis ganas
de volver para dar la cara. Porque me siento un traidor cuando pienso que elijo
estar lejos. Sigo dándole vueltas a las formas de ayudar. Hoy curraré en la
maqueta. Un tiro al aire que podría bajar un satélite. Soñar es gratis. Y siempre
me queda el más allá asiático. ¡Buf!
Voy a pedirle a Shenron Tierra y Libertad; Salud y República.
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