jueves, 11 de noviembre de 2010

Si la poesía era un arma según Celaya...

El arma poética, huérfana de balas, descargada de futuro, es pasado en casquillos que ya ni siquiera humean.
Somos adolescentes eternos, omniscientes (creemos), sin causas por las que levantar la voz pero con licencia para levantar la mano aunque un cañón no nos acaricie la nuca.
La Guerra terminada. El gris y el rojo son sepia en los álbumes de nuestros abuelos y no podemos ver la sangre que manchó un día la cámara de Robert Capa.

Ya no se nos agarrota el índice del gatillo, sino el pulgar de la videoconsola y los libros arden en discos compactos, regalos de un zorro de fuego.

Un padre gallego y su hijo se abrazan mecánicamente en un aeropuerto. "Mañana nos vemos", le dice, y es cierto.
No podemos olvidar, ignorar la sangre derramada en nuestras calles.
Hay que seguir caminando hacia delante.
Y si "ya nada se espera personalmente exaltante", hay que pintarlo, escribirlo, cantarlo... CONTARLO.
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A arma poética, orfa de balas, descargada de futuro, é pasado en cascos que xa nin sequera fumegan.
Somos adolescentes eternos, omniscientes (cremos), sen causas polas que levantar a voz pero con licenza para levantar a man aínda que un canón non nos acaricie a caluga.
A Guerra rematada. O gris e o vermello son sepia nos álbums dos nosos avós e non podemos ver o sangue que manchou un día a cámara de Robert Capa.
Xa non se nos agarrota o índice do gatillo, senón o polgar da videoconsola e os libros arden en discos compactos, regalos dun raposo de lume.
Un pai galego e o seu fillo abrázanse mecanicamente nun aeroporto. "Mañá nos vemos", dille, e é certo.

Non podemos esquecer, iñora-lo sangue derramado nas nosas rúas.
Hai que seguir camiñando cara a diante.
E se "xa nada se espera persoalmente exaltante", hai que pintalo, escribilo, cantalo... CONTALO.

2 comentarios:

  1. Bendita época que nos "limita" a usar las palabras como únicas armas. Benditos nosotros que podemos vivir sin ver en nuestras calles imágenes como las que algunos vieron y otros siguen viendo a diario. Dichosos, si somos capaces de levantarnos y acostarnos sin preguntarnos el por qué de tanta... ¿suerte inmerecida?; si podemos vegetar impasibles ante tanta desgracia lejana que nos rodea y nos interpela desde los mismos modernos escaparates digitales que permiten a un padre gallego ver a ese hijo que jamás abrazó mecánicamente. Y a la vez malditos. Malditos si nos quedamos quietos, si miramos para otro lado, si no hacemos nada exaltante porque... ¡¡hay tanto que podemos hacer!! Una mano, un oído, una hora de nuestro tiempo....
    T'estimo.

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  2. "Ya estamos con el sermón de siempre. El viejo comienza a hablar de cómo ellos lo
    tenían todo mucho más difícil, y de cómo han luchado para darnos todo lo que tenemos.
    La democracia, la libertad, etcétera, etcétera. El rollo sesentaiochista pseudoprogre de
    siempre. Son los viejos que lo tienen todo: la guita y el poder. Ni siquiera nos han
    dejado la rebeldía: ya la agotaron toda los putos marxistas y los putos jipis de su
    época. Pienso en responderle que justamente lo que nos falta es algo por lo que o
    contra que luchar. Pero paso de discutir con él".

    -Jose Ángel Mañas: Historias del Kronen-

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